adultez temprana

jueves, 2 de diciembre de 2010

Salud física y mental
El incremento de la expectativa de vida genera preguntas indispensables acerca de la relación entre la longevidad y la salud, tanto física como mental.

Estado de salud
La mala salud no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. En Estados Unidos, la mayoría de los adultos mayores gozan en general la buena salud, aunque no tan buena como los adultos tempranos y los de mediana edad. Alrededor del  76% de los adultos estadounidenses de 65 años en adelante consideran que su estado de salud es bueno o excelente. Como en etapas más tempranas de la vida, la pobreza es un factor que se relaciona de manera estrecha con una salud deficiente y con el acceso y uso de la atención medica. 

Enfermedades crónicas y discapacidades
Por lo menos 80% de los ancianos estadounidenses presentan una enfermedad crónica y 50% tiene al menos dos. Una proporción mucho menor (pero alrededor de la mitad de los mayores de 85 años) son frágiles, débiles y vulnerables al estrés, la enfermedad la discapacidad y la muerte.

Enfermedades crónicas comunes. Seis de las siete causas principales de muerte en la vejez en Estados Unidos son condiciones crónicas: cardiopatía, apoplejía, enfermedad crónica de las vías respiratorias bajas, diabetes e influenza/neumonía. En efecto, la cardiopatía, el cáncer y la apoplejía dan cuenta alrededor de 60% de las muertes entre los ancianos estadounidenses. Sin embargo, las muertes por cáncer han disminuido desde inicios de la década de 1990 gracias a la disminución del tabaquismo a la detección temprana a tratamientos más eficaces. En todo el mundo, las causas principales de muerte de los60 años en adelante son la cardiopatía, apoplejía, enfermedad pulmonar crónica, infecciones de vías respiratorias bajas y cáncer de pulmón.
La hipertensión y la diabetes están aumentando su prevalencia y afectan respectivamente a cerca de 52% y 17% de la población anciana. La hipertensión, que puede afectar el flujo de sangre al cerebro, se relaciona con deterioros de la atención, aprendizaje, memoria, funciones ejecutivas, capacidades psicomotoras y habilidades visuales, perceptuales y espaciales, además de ser un factor de riesgo para padecer apoplejía.
Además de la hipertensión y la diabetes, las condiciones crónicas mas comunes son la artritis (50%), cardiopatía (32%) y cáncer (21%). Las mujeres son más propensas a reportar hipertensión, asma, bronquitis crónica y artritis, mientras que es más probable que los hombres presenten cardiopatía, apoplejía, cáncer, diabetes y enfisema.

Discapacidades y limitaciones de la actividad.  En Estados Unidos, la proporción de adultos mayores con discapacidades físicas crónicas o limitaciones de la actividad ha disminuido desde mediados de la década de 1980, lo que quizá se deba a que son más los ancianos que cuentan con la información y el conocimiento de las medidas preventivas. Más de 90%  de los adultos mayores estadounidenses pueden llevar a cabo las actividades de la vida cotidiana (AVC) esenciales, como vestirse, bañarse y lidiar con las tareas de la casa, pero mas de 20% tienen dificultades con las actividades instrumentales de la vida cotidiana (AIVC) que son más complejas (como ir solos de compras o al consultorio medico) e indicadoras de la habilidad para funcionar de manera independiente. Cerca de 40% de los adultos mayores reportan alguna dificultad para mantenerse de pie durante dos horas y 51% tiene problemas para inclinarse, agacharse o arrodillarse.

Influencias del estilo de vida en la salud y la longevidad
Las posibilidades de permanecer sano y en buenas condiciones en la vejez dependen a menudo del estilo de vida, en especial del ejercicio y la dieta. Los adultos que viven en la pobreza tienen menores probabilidades de practicar conductas saludables como realizar actividades físicas en su tiempo libre, evitar el tabaquismo y mantener un peso corporal apropiado.

Actividad física. El ejercicio regular puede fortalecer el corazón y los pulmones y disminuir el estrés. Puede ser una protección contra la hipertensión, el endurecimiento de las arterias, la cardiopatía, la osteoporosis y la diabetes. Ayuda a mantener la velocidad, la resistencia, la fuerza y la energía, así como funciones básicas como la circulación y la respiración. Reduce la posibilidad de lesiones pues fortalece y flexibiliza las articulaciones y los músculos, y ayuda a prevenir o aliviar el dolor de la espalda baja y los síntomas de artritis. Permite a las personas con padecimientos de tipo pulmonar y artritis que mantenga su independencia y previene el desarrollo de limitaciones a la movilidad. Además puede mejorar el estado de alerta mental y el desarrollo cognoscitivo, ayuda a aliviar la ansiedad y la depresión leve, y mejora los sentimientos de destreza y bienestar.

La inactividad contribuye a la cardiopatía, diabetes, cáncer de colon e hipertensión sanguínea. Puede conducir a la obesidad, la cual afecta al sistema circulatorio, a los riñones y al metabolismo del azúcar; es un factor ligado a trastornos degenerativos y tiende a acortar la vida.




Nutrición. La nutrición desempeña un papel importante en la susceptibilidad a enfermedades crónicas como la ateroesclerosis, cardiopatía y diabetes, así como a limitaciones funcionales y de la actividad. La grasa corporal excesiva, que puede ser producto de una dieta rica en carnes rojas y procesadas y alcohol, ha sido vinculada con varios tipos de cáncer.
Una dieta sana puede reducir el riesgo de obesidad, de hipertensión sanguínea y de colesterol alto. Se ha encontrado que una dieta mediterránea reduce el riesgo cardiovascular y reduce la mortalidad en 10 años por todas las causas en los europeos sanos de 70 a 90 años en casi dos tercios. Comer frutas y vegetales disminuye los riesgos de apoplejía. Consumir pescado con elevados niveles de ácidos grasos omega-3 ofrece beneficios cardiovasculares y una protección contra la enfermedad de Alzheimer. La perdida de dientes por caries o periodontitis (enfermedad de encías), que puede atribuirse al cuidado dental poco frecuente, puede tener serias implicaciones para la nutrición.

Problemas mentales y conductuales

Depresión. En 2002, 11% de los ancianos y 18% de las ancianas estadounidenses reportaron síntomas de depresión clínica. La herencia puede explicar entre 40% y 50% del riesgo de depresión mayor. La vulnerabilidad parece resultar de la influencia de múltiples genes que interactúan con factores ambientales como sucesos estresantes, soledad y abuso de drogas. Los factores especiales de riesgo en la adultez tardía incluyen la enfermedad o discapacidad crónica, deterioro cognoscitivo y divorcio, separación o viudez.
Con frecuencia, la depresión se asocia con otras condiciones médicas. Algunos médicos, cuando tratan múltiples padecimientos, dan menor prioridad a la depresión que una dolencia física como la diabetes o la artritis. Sin embargo, en un estudio con 1 801 adultos mayores con depresión clínica severa (cada uno de los cuales tenia, en promedio, cuatro enfermedades crónicas) la depresión desempeñaba un papel más importante en el estado funcional mental, la discapacidad y la calidad de vida que cualquiera de las otras condiciones.



Demencia es el término general para denominar al deterioro cognoscitivo y conductual debido a causas fisiológicas que interfieren con las actividades cotidianas. El deterioro cognoscitivo eleva sus niveles de prevalencia en la edad avanzada y afecta a 5% de los adultos estadounidenses en sus 70 años, 24% en sus 80 años y 37.4% de 90 años en adelante.
Alrededor de dos terceras partes de los casos de demencia son causadas por la enfermedad de Alzheimer, un trastorno cerebral degenerativo y progresivo. La enfermedad de Parkinson, segundo trastorno más común que involucra una degeneración neurológica progresiva, se caracteriza por temblores, rigidez, movimientos lentos y postura inestable. En conjunto, esas dos enfermedades, aunadas a la demencia por infartos múltiples, ocasionada por una serie de pequeños infartos, dan cuenta de al menos ocho de cada diez casos de demencia, todos irreversibles. La actividad física regular a largo plazo, como caminar, parece reducir el riesgo de deterioro cognoscitivo.

Enfermedad de Alzheimer. Se trata de una de las enfermedades terminales más comunes y más temidas entre las personas mayores a las que despoja de manera gradual de su inteligencia, su conciencia e incluso de la capacidad para controlar sus funciones corporales, causando finalmente la muerte. El padecimiento afecta a más de 26 millones de personasen todo el mundo.
Síntomas. Los síntomas clásicos de la enfermedad de Alzheimer son el debilitamiento de la memoria, deterioro del lenguaje y déficits del procesamiento visual y espacial. El síntoma temprano mas notable es la incapacidad de recordar eventos recientes o asimilar la información nueva. La persona puede repetir preguntas que acaban de ser respondidas o dejar como inconclusa una tarea cotidiana. Esas señales tempranas pueden pasarse por alto porque parecen una desmemoria común o porque se interpretan como señales normales del envejecimiento.


DESARROLLO COGNOSCITIVO

Inteligencia y habilidades de procesamiento
¿La inteligencia disminuye en la adultez tardía? La respuesta depende de qué capacidades se mida y cómo. Algunas de ellas, como la velocidad de los procesos mentales y el razonamiento abstracto, pueden disminuir en los años finales, pero otras tienden a mejorar durante la mayor parte de la vida adulta. Y aunque los cambios en las capacidades de procesamiento pueden reflejar deterioro neurológico, existe mucha variación individual, lo que sugiere que los deterioros del funcionamiento no son inevitables y quizá puedan prevenirse.

Cambios en las capacidades de procesamiento. En muchos adultos mayores, una ralentización general del funcionamiento del sistema nervioso central es un factor importante que contribuye a la pérdida de eficiencia del procesamiento de información y a los cambios en las capacidades cognoscitivas. La velocidad del procesamiento, una de las primeras en deteriorarse, se relaciona con el estudio de salud, el equilibrio, el modo de andar y el desempeño de actividades de la vida cotidiana como buscar números telefónicos y contar el cambio.
Una capacidad que tiende a hacerse más lenta con la edad es la facilidad para cambiar la atención de una tarea o función de otra. Este hallazgo puede explicar por qué a muchos adultos mayores les resulta difícil manejar, una actividad que requiere cambios de atención rápidos.



¿Cómo cambia la memoria?
A menudo se considera que las fallas de la memoria son un sigo de envejecimiento. El hombre que mantenía su agenda en la cabeza ahora tiene que escribirlo en un calendario; la mujer que tomaba varias medicinas ahora mide las dosis de casa día y las pone en un lugar donde se asegure de verlas. La pérdida de memoria es la principal preocupación reportada por los estadounidenses viejos. Se estima que uno de cada cinco adultos mayores de 70 años presenta cierto grado de deterioro de la memoria fuera de la demencia. Pero en la memoria, como en otras capacidades cognoscitivas, el funcionamiento de las personas mayores disminuye con lentitud y varía de manera considerable.

Memoria de corto plazo. Para evaluar la memoria de corto plazo, los investigadores piden a una persona que repita una secuencia de números, en el orden en que fueron presentados (retención de dígitos hacia adelante) o en orden inverso (retención de dígitos hacia atrás).
La repetición inmediata hacia adelante sólo requiere la memoria sensorial, la cual conserva su eficiencia durante toda la vida, mientras que la repetición hacia atrás requiere de la manipulación de la información localizada en la memoria de trabajo, cuya capacidad disminuye de manera gradual después de los 45 años, lo que hace difícil realizar más de una tarea a la vez.
Un factor clave es la complejidad de la tarea. Las tareas que sólo requieren repaso o repetición muestran muy poco deterioro; las que requieren reorganización o elaboración muestran una mayor reducción. Si se le pide que reordene verbalmente una serie de artículos en orden de tamaño creciente tiene que llevar a la mente su conocimiento previo sobre lo que tiene que organizar. Se necesita más esfuerzo mental para mantener esta información adicional en la mente, por que se usa más de la limitada capacidad de la memoria de trabajo.

Memoria de largo plazo. Los investigadores del procesamiento de la información dividen la memoria de largo plazo en tres sistemas principales: memoria episódica, memoria semántica y memoria procedimental.
¿Recuerda  lo que desayuno esta mañana? ¿Cerró el carro cuando se estaciono? Dicha información se almacena en la memoria episódica, el sistema de memoria de largo plazo que tiene mayor probabilidad de deteriorarse con la edad. En especial, la capacidad para recordar información recién encontrada parece declinar de manera gradual.
La memoria semántica es una especie de enciclopedia mental, pues contiene el conocimiento almacenado sobre hechos históricos, ubicaciones geográficas, costumbres sociales, significados de palabras y cosas por el estilo. Como no depende de que se recuerde cuando y donde se aprendió algo, muestra poco deterioro con la edad. La memoria procedimental incluye habilidades motoras, hábitos y procesos que, una vez aprendidos, pueden activarse sin esfuerzo consciente. Es relativamente poco afectada por la edad, aunque  los adultos mayores tal vez necesiten compensar una reducción de su velocidad relacionada con la edad de las respuestas.

Habla y memoria: efectos del envejecimiento.  ¿Le ha pasado alguna vez que no ha podido encontrar una palabra que conocía a la perfección? Esta experiencia ocurre entre personas de todas las edades, pero se hace más común en la adultez tardía.

Cambio neurológico. En varios estudios, el control de la velocidad perceptual eliminó casi todo el deterioro del desempeño de la memoria relacionado con la edad.
Los lóbulos frontales y el hipocampo son algunas de las estructuras fundamentales involucradas en el procesamiento y almacenamiento normales. Los lóbulos frontales se activan durante la codificación y la recuperación de los recuerdos episódicos y su disfunción puede provocar recuerdos falsos, esto es, “recordar” cosas que nunca ocurrieron. El deterioro temprano de la corteza prefrontal puede subyacer a problemas comunes como la incapcidad para concentrarse o prestar atención y la dificultad para realizar una tarea con muchos pasos. El hipocampo, una pequeña estructura que se localiza en la parte centrar profunda del lóbulo temporal, parece esencial para que opere la capacidad de almacenar nueva información en la memoria episódica. Las lesiones en el hipocampo y otras estructuras cerebrales involucradas en la memoria episódica pueden dar como resultado la perdida de recuerdos recientes.

Problemas en la codificación, almacenamiento y recuperación. Los adultos mayores suelen ser menos eficientes y precisos que los jóvenes para codificar nueva información para facilitar su recuerdo.
Algunas investigaciones sugieren que con la edad puede ocurrir un pequeño incremento de las “fallas de almacenamiento”. Sin embargo, es probable que permanezcan rastros de los recuerdos deteriorados y que sea posible reconstruirlos, o al menos reaprender el material con mayor rapidez. Los adultos mayores tienen más dificultades para recordar que los adultos más jóvenes, pero su desempeño es más o menos igual de bueno en el reconocimiento, que impone menos demandas al sistema de recuperación. No obstante, incluso en las tareas de reconocimiento, los ancianos necesitan más tiempo que los jóvenes para buscar sus recuerdos.

Sabiduría
Debido al envejecimiento del planeta, la sabiduría se ha convertido en un tema importante de la investigación psicológica. Los teóricos de la personalidad, como Jung y Erikson, consideran a la sabiduría como la culminación de una vida de crecimiento personal y desarrollo del yo.
La sabiduría también ha sido estudiada como una capacidad cognoscitiva. Como tal, sea definido como “una amplitud y profundidad excepcionales del conocimiento a cerca de las condiciones de vida y los asuntos humanos, y un juicio reflexivo a cerca de la aplicación de dicho reconocimiento. Algunos teóricos definen la sabiduría como una extensión del pensamiento posformal, una síntesis de la razón y la emoción.
Al parecer la sabiduría no es necesariamente una propiedad de la vejez o de cualquier edad. Diversos factores, como la personalidad y la experiencia en la vida, contribuyen a la sabiduría, y la orientación de mentores puede ayudar a preparar el camino.

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